Los pastizales de Alexandra Kehayoglou que cautivan a marcas internacionales.

17/02/2018 | Actualidad

Hace  unos años el diseñador belga Dries Van Noten deslumbró al público en la semana de la moda de París. Pero no solo fueron las prendas de seda y gasa de silueta lánguida con estampados lo que cautivó a los invitados, sino también los metros y metros de la espléndida alfombra de distintos tonos de verdes realizada a mano por la artista argentina Alexandra Kehayoglou  Un trabajo increíble que no pasó desapercibido para nadie y ayudó a recrear el concepto y ambientación, aunado a la música y sonidos de pájaros. Al final del desfile, las modelos se sentaron en la alfombra, cual picnic en el parque.

 

Suzy Menkes lo alabó en este artículo de Vogue y relata su impresión del evento:

Fue uno de esos inolvidables momentos de moda que serán incrustados en la memoria colectiva y pasarán a formar parte del expertise de Van Noten.
Las palabras no pueden describir unos detalles tan densos y profundos llevados con tanta naturalidad y ligereza, ni tampoco cómo el diseñador ha conseguido esta versión del siglo XXI de las Artes y los Oficios.

“Sueño de una noche de verano”, decía Dries van Noten en el backstage, limpiándose las lágrimas después de que el público ovacionara un desfile espectacular.
Solo con ver la hierba y la alfombra emulando follaje en la pasarela sugería un sueño verde, incluso antes de que los pájaros comenzaran a piar y después fundiéndose en la música, o después de que las modelos hubieran aparecido en este ensoñador suelo verde hasta que sus prendas crearan una cama floral.
Es bien sabido que Dries Van Noten está muy orgulloso de su jardín belga. Pero este desfile fue más que una versión de la belleza de la naturaleza. Fue un ‘tour de force’ de diseño, imaginación y amor. Y el soporte de toda esa experiencia fue una creación de una diseñadora argentina: Alexandra Kehayoglou

Pueden ver el viaje de la alfombra, su proceso de producción hasta llegar al Grand Palais de Paris en este video:

A partir de allí la diseñadora textil ha visto sus creaciones demandadas por firmas de primera línea a nivel internacional como Hermes, para integrar sus alfombras en espacios alrededor del mundo.

Pero incluso en ese  gran punto de inflexión , Alexandra no era una novata: heredera de un legado y know how de una de las empresas más reconocidas en Buenos Aires, fundada por sus abuelos, inmigrantes griegos de la zona de Isparta (actualmente territorio turco)  El Espartano suministra alfombras a clientes residenciales o corporativos entre los que se encuentran los estudios de Arquitectura y desarrollos inmobiliarios u hoteles más reconocidos o la Casa Rosada, entre otros.

Alexandra creció empapada de ese oficio, pero más tarde, gracias a una formación en artes visuales, fotografía y publicidad, le imprimió su sello particular, tanto estético como técnico.

Sus paisajes son recuerdos o imágenes de su niñez, y los replica a gran escala, infinitos, cual portales que transportan a esa geografía cambiante hechos con materiales de descarte en su mayoría.

 “Nací rodeada de alfombras. Mi abuela griega emigró desde Asia Menor, trayendo consigo un telar con el que, años más tarde, fundarían El Espartano, empresa familiar que aún hoy comercializa alfombras.

“Como artista decidí agenciarme de los recursos disponibles y entonces ingresé a trabajar a la fábrica. Descubrí mi libertad en un saber genético. No conocí a mi abuela, pero cada vez que tejo la siento presente. Refugio para un recuerdo es un homenaje que le rindo al jardín bosque en el que crecí”.

Como Integrante del Laboratorio de diseño y sustentabilidad de El Espartano,  un espacio creado con la intención de promover la resignificación de materiales en desuso a través del arte, trabajaron en el marco del IV Festival Internacional de Diseño (FID) de Buenos Aires, realizando una instalación urbana con el objetivo de acercar esas artes tradicionales al público en general. Y este era el resultado: sobre  el Bulevar Caseros:

Ha colaborado con varios diseñadores y expuesto en Casa Foa, pero es a partir del impactante trabajo para Van Noten que comienzan sus colaboraciones en ámbitos internacionales con marcas de renombre.

En su taller, conviven bobinas de lana de 1000 grados de verdes, azules, amarillos o grises que enhebrados en una pistola específica, calan las superficies que recrean los paisajes para diversas marcas o eventos.

Uno de sus últimos ejemplos ha sido el Auditorio diseñado por MVRDV, tapizado de alfombras absorbentes, inspiradas por el musgo.

La Fundación JUT en Taipei ha transformado recientemente su sala de conferencias en una instalación de arte de 240 m2, cubriendo todas sus superficies en una especie de musgo textil. La sala está destinada a albergar una serie de charlas y eventos y requiere de gran versatilidad. La alfombra inspirada en el musgo agrega un nivel de comodidad e interés a un espacio que normalmente es bastante monótono.

Las creaciones de Alexandra trascienden la técnica textil para convertirse en piezas artísticas que llaman a la reflexión: son idóneas en tiempos de captar atención hacia acciones de deforestación o maltrato al medioambiente, de valorar  lo natural, no solo  los oficios sino de preservar un paisaje que cada día cede frente a desarrollos especulativos. Es una herramienta de marketing para  marcas que desean asociarse a conceptos de  entornos naturales, volver a los orígenes y a lo simple, a reconocer paisajes naturales como fuente de inspiración.

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